PORTAFOLIOS/ Crédito como pacto fáustico. El crédito digital

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Por Julio César Briseño Cruz, CEO de Cénit, consultoría empresarial y banca de desarrollo

El crédito como pacto fáustico permite desmontar el discurso de inclusión financiera y mostrar su reverso: la seducción del acceso inmediato a cambio de una cesión invisible de datos, tiempo, y autonomía

El usuario, como Fausto, se enfrenta a una promesa irresistible: dinero inmediato, sin trámites, sin bancos.

Las FinTech se presentan como Mefistófeles modernos: seductores, veloces, con interfaces limpias y amigables. ¿Algunos ejemplos? Kueski o Klar, que ofrecen préstamos en minutos con solo unos clics.

En el crédito digital el contrato no es físico, ni siquiera plenamente consciente. Se firma con datos biométricos, cookies, geolocalización.

Se caracteriza por su accesibilidad ampliada. Es decir, no exige historial crediticio extenso. Incluye a quienes el sistema bancario tradicional excluye.

Conveniencia: Se solicita desde apps o sitios web, sin filas ni trámites físicos. Permite el autofinanciamiento: Montos pequeños ($500–$50,000 MXN) y plazos cortos (1 mes a 1 año), pensados para urgencias.

De manera simultánea, se automatiza el riesgo. El análisis de datos sustituye al juicio humano. El algoritmo decide quién merece crédito. Aunado a esto, el crédito digital logra transparencia al mostrar tasas y condiciones, pero el usuario rara vez comprende el modelo de scoring, la calificación numérica que refleja la capacidad para cumplir con obligaciones financieras.

Finalmente vale considerar que las FinTech ahorran en infraestructura física, lo que permite tasas más competitivas.

Ahora, sobre el pagaré electrónico y su valor legal vale analizar que desde la reforma de marzo de 2024 a la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito (LGTOC), el pagaré electrónico en México no solo es legal, sino que tiene plena fuerza ejecutiva.

Ya no depende del papel, sino de cumplir con tres condiciones clave: Autenticación del firmante (firma electrónica avanzada), integridad del documento (libre de alteraciones) y disponibilidad para consulta (trazabilidad completa)

La NOM-151 aparece entonces como sello ritual. Entonces, para que sea válido ante un juez, el pagaré debe contar con nombre del deudor, monto, fecha y lugar de emisión, fecha y lugar de pago.

En suma, es un contrato sin cuerpo: no hay papel, pero hay voluntad, riesgo y deuda. También es una promesa que vive en el tiempo digital: el sello de tiempo convierte la firma en un ritual Asimismo, es una narrativa de confianza algorítmica, ya que el sistema cree en ti porque los datos lo dicen.