Por Alan Ramírez Flores, CEO de Coperva e investigador de tendencias
Transformar la función de Impuestos hoy es prioritario para las empresas. La digitalización aparece no sólo como un área de desarrollo y optimización de funciones, sino como un elemento crucial en la contabilidad corporativa.
Ante los nuevos desafíos del cumplimiento, la tecnología garantiza ahorros y mayor liquidez. Esta actualización también implica la incorporación de personas con un perfil capaz de interactuar de manera efectiva con las nuevas plataformas.
En este momento, no es posible postergar los cambios que requiere la función tributaria. Los impactos económicos derivados de no atender la digitalización, o hacerlo de manera tardía, arriesgan la competitividad y sostenibilidad del negocio.
Asimismo, el uso de tecnología diseñada para los impuestos ahora es fundamental para lograr una gestión exitosa y convertirla en un componente estratégico de la organización. Esto es posible por la optimización de procesos con una visión holística, soluciones tecnológicas adecuadas para cada industria y negocio y equipos ágiles y de alto rendimiento especializados en el tema tributario.
La tecnología, de forma simultánea, facilita las actividades en el área de impuestos y ayuda a elevar sustancialmente la productividad y generación de valor en la estructura, procedimientos y datos. Esto se logra al automatizar actividades intensivas en tiempo y recursos y ejecutarlos con mayor agilidad y exactitud.
Entre otros beneficios, la automatización facilita observar los plazos para el cumplimiento tributario, presentar la información completa en tiempo y forma, dar la oportunidad de realizar las aclaraciones adicionales que se requieran e, incluso, preparar reportes para la planeación y toma de decisiones.
Asimismo, la tecnología logra generar de manera oportuna el flujo de efectivo con saldos a favor, ya que es posible demostrar todo el ciclo de las operaciones.
Para optimizar la función fiscal es importante partir de los problemas más recurrentes y centrales. Para ello, vale la pena tener presentes los principales indicadores de rendimiento de la función de Impuestos que se busca optimizar y que se verían impactados favorablemente.
Entre las funciones a evaluar destacan el tiempo requerido para ejecutar las actividades; contar con la información completa, correcta y respaldada digitalmente; monto de ahorros fiscales al evitar pagos de multas, recargos o actualizaciones o las recuperaciones de saldos a favor correspondientes al impuesto al valor agregado (IVA), impuesto sobre la renta (ISR) o contribuciones locales.
Para seleccionar las herramientas se debe elegir el contexto local, la industria y las necesidades de la empresa, así como evaluar la seguridad y capacidades que ofrece esa tecnología, que incluye la agilidad al gestionar un gran volumen de datos y la facilidad para hacerlo.
Entre los beneficios de la transformación y automatización de la función de Impuestos destacan una mayor agilidad y precisión en la gestión de altos volúmenes de datos, lograr una mejor capacidad de reacción, facultad de cumplir en tiempo y forma, generar ahorros y liquidez, contar con soporte de información documental para el cumplimiento digital y la trazabilidad de impuestos de cara a posibles devoluciones.