Por Janet Galindo
La propuesta de rechazo cero, que implica la admisión a las universidades sin examen previo, impone el dilema de la masificación contra calidad “y va en detrimento de las oportunidades de empleo y calidad de vida de los egresados”, aseveró Jorge Manrique, Rector del Colegio Jurista.
Esta iniciativa de algunas universidades públicas, que pretende ampliar las posibilidades de los jóvenes a una mejor educación y perspectiva de vida, “puede generar deterioro académico al no tener personal capaz y suficiente, implicar heterogeneidad de la demanda para los estudios de licenciatura, conllevar falta de coordinación entre instituciones públicas que se sumen a las propuestas de rechazo cero e, incluso, presentar duplicidad de carreras, programas y proyectos”, aseguró Manrique.
Aunque la brecha salarial entre quien posee una licenciatura o ingeniería respecto a quien sólo ostenta el bachillerato es del 70%, un título no garantiza un mejor estilo de vida y que existe el desempleo, subempleo e ingreso a la economía informal por parte de los egresados de diversas carreras universitarias, aseguró el Maestro en Derecho.
Esto, dijo, porque existe una notable diferencia entre un título universitario y el incremento de habilidades para satisfacer el modelo de producción. Es decir, la escolaridad no es igual al recurso humano.
La masificación, por otra parte, también incide en que existan carreras superpobladas y otras donde la matrícula sea escasa. Esto se refleja en que los egresados no necesariamente accedan a puestos de trabajo y menos a aún a aquellos bien remunerados de acuerdo a las necesidades del mercado, mencionó el experto.
Ante esto, “es necesario remarcar que no basta crecer en el nivel de escolaridad de la población, sino incidir directamente en el desarrollo de habilidades que les permitan a los profesionistas enfrentar problemas complejos y aún indeterminados. Prepararlos para la incertidumbre y un mundo cambiante e incierto”, remarcó el Rector del Colegio Jurista.
Ante esto vale cuestionar:” ¿es capaz la gestión de masificación de generar los profesionistas que realmente aporten valor a la iniciativa privada y a la sociedad en su conjunto, o sólo creamos títulos sin respaldo en habilidades reales para enfrentar nuevos desafíos en los modelos de trabajo y producción?”, dijo Manrique.
De manera paralela, argumentó que encontramos las soluciones instantáneas de generar programas a distancia sin sustentos pedagógicos reales que impulsen el pensamiento crítico y la participación de los estudiantes en problemáticas actuales.
“No pueden generarse programas en línea con la calca exacta de los programas presenciales. Se deben instrumentar ventajas de la nueva tecnología como el aprendizaje acelerado, gamificación y un sólido vínculo con empresas y gobierno para generar programas válidos, sustentables y reales”.
Sin embargo, mencionó, debemos considerar que la mera adopción de tecnologías de la información, digitalización y la educación a distancia no son la solución completa y exacta para solucionar los desafíos educativos de nuestra era. No se trata de crear profesionistas al por mayor sin un estudio previo de las condiciones sociales y económicas del país y sin visualizar a cada estudiante como un profesionista único que debe sumar valor a su entorno mediante capacidades y competencias únicas.
Ante esto, “propuestas de rechazo cero son loables desde la perspectiva política para sumar adeptos y votos, pero no corresponden al tipo de educación para edificar un futuro mejor para los propios estudiantes ni para la sociedad en su conjunto”, finalizó el Rector.