Vicente Van Gogh es un artista famoso por su estilo y su paleta de colores, son pocos los que se interesan más por su vida privada, mas allá de la intensa amistad con su hermano Theo, de su internamiento en la clínica Saint Paule de Mausole y de que en un pico de su enfermedad se auto-mutiló la oreja, hecho que se encuentra plasmado en algunos de los 43 autorretratos que pintó.
Existen versiones muy variadas respecto a este suceso, mismas que van desde la locura del pintor, hasta el posible encubrimiento a su amigo Paul Gaugin, quien según ciertas versiones habría sido quien, en un arranque de furia, le amputó la oreja.
La vida de Van Gogh como el de otros está llena de relatos apasionantes y abrumadores, pero los intentos de diagnosticar su enfermedad mental para de ahí explicar su obra, me parecen francamente ociosos, pues solo se le puede encasillar en un diagnóstico a base de mucha violencia lo que me resulta bastante injusto, lo que es cierto, es que fue un hombre atormentado por experiencias muy dolorosas a lo largo de su vida, y encontró en la amistad de su hermano y sobre todo en el arte, una forma de canalizar sus emociones y un refugio que hizo un poco mas llevaderos sus días.
La pintura sostuvo a Van Gogh y hoy día sus pinturas ayudan a sostener los más nobles valores de la humanidad, un mundo sin ellas sería un poco más triste.