La Ciudad de México enfrenta en 2025 un punto de inflexión en materia de movilidad. Mientras se consolidan proyectos de modernización y electromovilidad, persisten desafíos que limitan la eficiencia y calidad del transporte público, utilizado a diario por millones de personas.
Simplemente el Metro de la CDMX transportó 1,171.859.113 usuarios en 2024, de acuerdo a sus Cifras de Operación 2024.
Durante 2025 se han concretado proyectos que buscan modernizar el transporte público y hacerlo más accesible, aunque persisten retos que impactan la calidad de vida de millones de usuarios.
Avances recientes en transporte público
Entre los logros más visibles está la consolidación de la Red de Movilidad Integrada, que unifica Metro, Metrobús, Cablebús, Trolebús, RTP y Tren Ligero bajo una sola tarjeta de pago. Esta medida ha facilitado los transbordos y reducido tiempos de espera.
En paralelo, la capital apuesta por la electromovilidad. El Metrobús avanza con la Línea 0, que recorrerá el Circuito Interior con una flota eléctrica, conectará 10 alcaldías mediante una flota de 196 autobuses eléctricos y 76 estaciones; el Trolebús amplió su red con la Línea 12 en avenida Aztecas, y se construye la Línea 6 del Cablebús para conectar Tláhuac y Milpa Alta; asimismo, se tiene proyectada el Cablebús que conectará las alcaldías Magdalena Contreras y Álvaro Obregón con el Metro Mixcoac, se calcula que entre en operación en 2027 y tendrá una tarifa de siete pesos, al igual que el resto de las otras líneas.
Además, el Tren Ligero ya opera con nuevos convoyes eléctricos modelo TE-23, lo que mejora la experiencia de viaje.
Otra vertiente es la digitalización del transporte, con sistemas de monitoreo en tiempo real y análisis de datos para ajustar frecuencias, rutas y operación. Esta modernización abre la puerta a una gestión más eficiente y sostenible.
Retos persistentes
Pese a los avances, la movilidad capitalina enfrenta obstáculos que afectan diariamente a los usuarios:
• Traslados excesivos: el promedio supera las dos horas y media al día, con impactos en productividad y bienestar.
• Saturación en horas pico: el Metro y el Metrobús operan por encima de su capacidad, lo que genera aglomeraciones y demoras.
• Desigualdad territorial: alcaldías periféricas como Milpa Alta, Tláhuac o Xochimilco aún carecen de transporte público suficiente y accesible.
• Financiamiento limitado: la modernización requiere inversiones constantes para mantener la infraestructura y garantizar tarifas justas.
• Gobernanza compleja: la coordinación entre autoridades locales, estatales y federales sigue siendo un reto para ejecutar proyectos de largo plazo.
La movilidad en la Ciudad de México se encuentra en una etapa de transición. Los proyectos de electromovilidad y digitalización marcan un cambio de rumbo hacia un sistema más limpio e integrado, pero la saturación, la desigualdad territorial y la necesidad de inversión sostenida son recordatorios de que aún queda mucho por hacer.
Para especialistas, el futuro del transporte capitalino dependerá de mantener una visión metropolitana y de largo plazo, donde la ciudadanía tenga voz y la movilidad sea entendida no solo como infraestructura, sino como un derecho que impacta en la calidad de vida de toda la población.