• Su intervención en el Modelo de Salud Preventivo es determinante para afrontar las epidemias de obesidad, diabetes y enfermedades crónicas, afirmó el Director General, Luis Antonio Ramírez Pineda.
Tras felicitar a las y los nutriólogos en el día que se destaca su labor en nuestro país, el Director General del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), Luis Antonio Ramírez Pineda, señaló la importante labor que tienen en el Modelo de Salud Preventivo que impulsa el organismo para afrontar las epidemias de obesidad, diabetes y otras Enfermedades Crónicas No Transmisibles (ECNT)
Al conmemorarse el Día de la Nutrióloga y el Nutriólogo en México, el titular del Instituto destacó que una buena alimentación genera salud y bienestar, y contrarresta los factores de riesgo que desencadenan enfermedades y merman la salud a mediano y largo plazo.
Ramírez Pineda manifestó que las y los nutriólogos son los grandes ejecutores del proceso de reeducación alimentaria de la población impulsado en el Instituto, para mejorar desde sus causas las condiciones de salud de la población.
Por su parte, Amanda Patricia Muñoz Colín, encargada del Servicio de Nutrición y Dietética del Hospital General “Dr. Darío Fernández Fierro”, informó que existe suficiente evidencia científica avalada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el sentido de que la reeducación nutricional, alimentaria y de los estilos de vida, pueden mejorar el control y reducir la incidencia de las ECNT a largo plazo.
Puntualizó que “una correcta y balanceada alimentación complementada con activación física regular puede prevenir estas enfermedades y en caso de que la patología se presente puede detener su evolución”, por lo que la mejor recompensa para las personas de tomar en sus manos la responsabilidad de cuidar su nutrición y condición física es generar condiciones óptimas de salud y bienestar.
Explicó que la alimentación cambia constantemente en la sociedad. “En las últimas décadas ha habido una tendencia a tener una dieta rápida e industrializada”, agregó.
Estudios internacionales, dijo, reportan que ha aumentado el consumo de alimentos muy energéticos, altos en grasas y con mayor proporción de grasas saturadas, además de ricos en azúcares y carbohidratos refinados, situación que combinada con estilos de vida sedentarios, “ha derivado en la epidemia actual de sobrepeso y obesidad que afecta a los mexicanos”.
“Estamos acostumbrados a consumir alimentos chatarra, a no mantener horarios específicos de alimentación y al hecho de no llevar una actividad física constante, lo que favorece que se desencadenen estas enfermedades y cuando ya se tienen, que causen complicaciones y deterioro de la calidad de vida”, señaló.
Refirió que el sedentarismo se ha incrementado por el uso excesivo del automóvil, mayor empleo de la tecnología en el trabajo, alto índice de uso de computadoras para fines laborales, educativos, de interacción social y ocio, lo que ha repercutido también en la aparición de ECNT a edades más tempranas, detalló la especialista.
Ante esta situación, afirmó, “es necesario regresar a una dieta mediterránea donde el consumo de vegetales, frutas, cereales, leguminosas y alimentos de origen animal no procesados sean la principal fuente de alimentación” y hacer de la activación física regular un hábito de vida diario.
Destacó que una dieta saludable debe cumplir con seis características: ser variada; completa, es decir contener todos los nutrientes que el organismo necesita; inocua para no causar daño; suficiente, debe incluir tres comidas completas al día, dos colaciones intermedias, y de 1.5 a dos litros de agua.
Además de equilibrada, con las porciones recomendadas en el Plato del Buen Comer, de los diferentes grupos de alimentos como son frutas y vegetales, cereales y por último leguminosas y alimentos de origen animal y personalizada para que esté acorde a las condiciones de cada persona en cuanto a edad, sexo, peso, talla y estado de salud.
Por último, exhortó a la población a revisar cómo se encuentran su peso y talla, qué hábitos de su alimentación pueden estarlos perjudicando y si lo consideran necesario, acudir con su nutriólogo de confianza para ser evaluados y recibir orientación preventiva y terapéutica.