Renta temporal dispara ocupación en CDMX y enciende alertas en condominios por falta de regulación

0
23

Con más de 26 mil inmuebles enlistados para renta temporal en la capital, plataformas como Airbnb han modificado el panorama habitacional de la Ciudad de México, generando un creciente desafío para la convivencia vecinal, especialmente en periodos de alta demanda como Semana Santa.
“Cada vez más administradores y comités se preguntan cómo regular esta práctica sin vulnerar derechos, pero priorizando la tranquilidad y seguridad de todos los vecinos”, advierte ComunidadFeliz México, una plataforma digital especializada en la gestión de condominios.
De acuerdo con un análisis de Habitat Internacional y datos de Inside Airbnb, hasta el tercer trimestre de 2024 se registran 26,582 propiedades en este modelo de arriendo en la CDMX, lo que representa un incremento de 254 nuevos espacios respecto al mismo periodo de 2023. Esta alza ha intensificado la fricción entre residentes permanentes y visitantes temporales.
El fenómeno no es menor: Airbtics reporta que el 77% de las unidades ofertadas son viviendas completas, lo que multiplica su impacto en edificios originalmente pensados para familias residentes. Los problemas más comunes son el uso indebido de áreas comunes, el ruido, la acumulación de basura y la rotación constante de personas.
Aunque las leyes mexicanas no prohíben este tipo de alquileres, la ausencia de normativas claras a nivel local y de reglas internas en muchos condominios ha dejado a las comunidades sin mecanismos eficaces para prevenir o controlar los efectos negativos.
Por ello, ComunidadFeliz México sugiere actualizar los reglamentos de copropiedad, establecer registros obligatorios de huéspedes, definir límites mensuales o anuales de renta por unidad, y aplicar sanciones claras en caso de infracciones como ruido excesivo o sobreocupación.
“En momentos como Semana Santa, cuando la ocupación turística se dispara, es crucial que cada comunidad esté organizada y tenga reglas consensuadas”, insiste la plataforma. La clave, afirman, no está en prohibir, sino en conciliar intereses, proteger la convivencia pacífica y garantizar el respeto mutuo entre residentes y visitantes.