El Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) de la UNAM señaló que más allá de inaugurar 100 universidades a lo largo de un sexenio, el verdadero desafío es incrementar la cobertura y hacerlo con calidad.
“No se trata de llegar a más jóvenes simplemente abriendo escuelitas que difícilmente puedan ser llamadas universidades”, expuso Alejandro Márquez Jiménez, integrante del Instituto ISUE.
Sobre la necesidad de no dejar desprotegidas a instituciones que ya llevan tiempo trabajando e impulsando el desarrollo del país, el académico fue puntual “entidades como la UNAM, la UAM o el IPN nos hacen competitivos a nivel mundial. Son el parámetro que debería observar toda nueva institución de educación superior”.
El modelo está ahí y no podemos bajar la calidad sólo por atender a sectores con los que se adquirió un compromiso”. Al referirse a uno de los compromisos de campaña del Ejecutivo federal, en cuanto a poner en marcha 100 nuevas universidades, el universitario indicó que una de las inquietudes suscitadas por el proyecto es el aspecto presupuestal.
“La formación superior es más cara que la básica o media, en especial en áreas como ingeniería, arquitectura o medicina, así que determinar los montos destinados al renglón nos obliga a pensar qué país deseamos y qué recursos humanos se requieren para alcanzar ese ideal”, explicó el académico.
“Por lo que el Presidente Andrés Manuel López Obrador deberá hacer cálculos precisos para determinar de dónde sacar recursos para crear su centenar de universidades sin afectar el funcionamiento y tareas de las ya existentes”, añadió.
Para Alejandro Márquez destinar más recursos a la formación de profesionistas es algo fácil de defender con palabras y difícil de justificar con números, por lo apretado del presupuesto federal.
A manera de conclusión, sugirió que el nuevo sistema de universidades sea una oferta de calidad para la población, de lo contrario se caerá en el criticable vicio de ofrecer formación de segunda o tercera para los más pobres.