Se organizó el conversatorio “La figura de Francisco Villa en la novela de la Revolución mexicana”

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Durante el conversatorio “La figura de Francisco Villa en la novela de la Revolución mexicana”, organizado por el Espacio Cultural San Lázaro, especialistas analizaron las obras literarias en torno al legado de Doroteo Arango al conmemorarse este 20 de julio su centenario luctuoso.

Lo anterior, a través de las obras literarias revolucionarias de Mauricio Magdaleno, Martín Luis Guzmán, Nelly Campobello, José Vasconcelos y Rafael F. Muñoz.

Ismael Carvallo Robledo, director General del Espacio Cultural San Lázaro, apuntó la relevancia de este conversatorio para mostrar la pasión poética, literaria, filosófica e histórica que produce una figura extraordinaria como fue Francisco Villa, al cumplirse hoy 100 años de su ejecución, en 1923. En un digno homenaje que se realiza en el Recinto Legislativo.

Consideró que José Vasconcelos era antivillista; no obstante, escribió el prólogo a un libro de la viuda de Villa, Luz Corral, titulado “Pancho Villa en la intimidad”, donde el autor toca fibras de gran profundidad que incita a la reflexión. Petición que le sorprendió sabiéndose por todas las posiciones críticas en torno al caudillo norteño, pero se reconoce como su admirador ferviente cuando era el brazo de la venganza contra el usurpador de Victoriano Huerta.

Vasconcelos trata de encontrar los atributos de héroe, patriota y guerrillero que convergen en Villa, quien representa en el Siglo XX la figura histórica que aparece con la Revolución, apareciendo el patriota, convergiendo el coraje civil con el militar, conectados con la guerra. Personaje que vivió como héroe y murió como mártir.

María Vázquez Valdez, directora de Bibliotecas y Archivo de la Cámara de Diputados, disertó sobre la obra literaria de Rafael F. Muñoz en torno a Doroteo Arango, a través de la novela “Vámonos con Pancho Villa”, publicada en 1931, que se convirtió en una pluma fundamental de esta corriente única en el mundo al enfocarse en la Revolución, donde el caudillo norteño es la figura central de estos dos libros y en la historia de México, con una influencia a autores posteriores como Juan Rulfo.

Destacó la relevancia de las Jornadas Villistas convocadas por el Espacio Cultural San Lázaro, donde este 20 de julio es un día memorable no sólo porque recordamos a Francisco Villa a 100 años de su muerte, sino porque es Día del Bibliotecario.

Apuntó que es uno de los mejores libros de la Revolución Mexicana, una obra insigne inscrita en la corriente de la novela revolucionaria, lo que lo convierte en un clásico de la literatura mexicana, escrito en una serie de escenas sucesivas que se sostienen por sí mismas en un gran lenguaje poético al plasmar una fuerza narrativa con una profunda consciencia estética.

Planteamientos sobre la novela revolucionaria y Villa

Por otra parte, Conrado Arranz, ensayista, narrador, investigador, académico y crítico español, residente en México se refirió a la obra novelística de Mauricio Magdaleno, identificando a Villa como figura histórica que está presente en el habla y en la transmisión oral de los habitantes, enfoque que le importa destacar a este autor, cuya sensibilidad ante el prominente Pancho está sustentada como en “Instantes de la Revolución”.

Recuerda que conocer a Pancho Villa cuando tenía ocho años, donde el caudillo posa su mano sobre su cabeza lo signa durante toda su vida, encuentro propiciado por su tío que era villista, durante la Convención de Aguascalientes. Su obra refiere momentos estelares de la Revolución con referencias a Doroteo Arango. Recrea qué ser tan fantástico será el caudillo, que a pesar de ser el único mexicano que te ataca a territorio estadounidense, es capaz que su estatua vaya a una ciudad de ese país.

Tanya Huntington, artista, escritora y teatrera binacional. Licenciada en idioma y letras hispanas, y teatro por la Universidad de Minnesota, doctora en Literatura Latinoamericana por la Universidad de Maryland, comentó la obra de Martín Luis Guzmán, quien concibe a Villa como un hombre de acción que no va a caer en la corrupción. Un devoto de Madero lo ven como una fuerza que va a purificar la Revolución y mantendrá la integridad de sus valores; sin embargo, hay un huracán de violencia en las huestes villistas, porque el General es un huracán impredecible.

Autor de “El águila y la serpiente” y “La sombra del caudillo”, obras maestras en España regresando a México en 1936, escribió de la Revolución desde el exilio plasmando las “Memorias de Pancho Villa”, para retomar la identidad nacional. Concibe a Doroteo como una figura del civil y del militar, porque se necesitan hombres de acción para llevar a cabo la Revolución e idear una nueva nación.

Jazmín Tapia, especialista en letras hispánicas se refirió a la obra de Nelly Campobello, la única mujer que escribió en esa convulsa época postrevolucionaria sobre el caudillo norteño, como una de las grandes autoras que lo revindicaron de decir la verdad, al considerarlo como una leyenda en vida, sus hazañas bélicas, su inteligencia militar natural y su personalidad fascino, aunque también ganó el repudio de sus detractores. Donde escribir era muy arriesgado y los héroes eran proscritos. Exalta los principios morales y éticos, la gran valentía y los códigos de honor y la consciencia de la causa justa del por qué hombres y mujeres perdían la vida en el movimiento villista.

Tres obras: “Cartucho”, “Relato de la lucha armada en México y “Apuntes sobre la vida militar de Francisco Villa”, donde subraya que incluso antes de ser asesinado se transmitía su leyenda dorada; no obstante, en las altas esferas del poder político se impulsó una campaña negra de desprestigio para eliminar el legado de Doroteo, iniciada desde el gobierno de Venustiano Carranza.