Sin acceso al crédito quienes trabajan en la economía informal

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La industria financiera exacerba las desigualdades sociales en México y discrimina al 70% de la población al negarles acceso al capital, aseguró Liliana Silva, experta en finanzas personales de Cash Cash Préstamos.

Tras la pandemia del Covid-19 se acentuaron las desigualdades de la población bancarizada de la que no lo es, concretamente con créditos al consumo. En este momento “la banca institucional no puede garantizar que su impacto sea equitativo en las diferentes comunidades y personas”, aseguró Silva y enfatizó que actualmente se desdeña a quienes no pueden comprobar ingresos por trabajar en la economía informal, aunque también se abarca a amas de casa, estudiantes y adultos mayores.

Silva dijo que existen algunas formas en que la industria financiera puede apoyar la diversidad y la equidad en el futuro. El primero es revisar la forma en que miden la solvencia crediticia

Una de las mayores barreras para la población se deriva de las creencias de larga data de los bancos y otras instituciones financieras de que tales consumidores son candidatos de mayor riesgo para hipotecas y otros préstamos.

Un mejor enfoque, dice la vocera de Cash Cash Préstamos es eliminar los puntajes de crédito y los límites de crédito disponibles como factores principales para determinar el préstamo. En cambio, “los bancos deben centrarse en el historial de crédito y pagos de los solicitantes”.

Asimismo, “sabemos a través de la investigación y los datos que no es un buen indicador de quién es una buena persona para prestar y no tiene ningún impacto en su capacidad para ser un buen prestatario”.

La representante de Cash Cash dijo que otro problema es que los bancos saben que muchos de estos préstamos, para la mayoría de la población, son menores de 500 pesos. Pero toman la misma cantidad de trabajo que los más grandes y rentables. “Al mismo tiempo, los préstamos más grandes son los que permiten a los bancos más oportunidades para proporcionar servicios adicionales, incluidas tarjetas de crédito y administración de patrimonio”, comentó Silva.

La experta en finanzas personales también sugirió que, para que las mayorías obtengan préstamos bancarios, las juntas directivas deben reflejar las comunidades a las que pretenden servir.

“Necesitamos que en estas juntas se vean personas parecidas a las mayorías o que provengan de estas comunidades. Si no es el caso, al menos deben ser comprensivas y apreciar las situaciones, circunstancias y oportunidades únicas que presenta la población no bancarizada”, dijo Silva.

Instituir ese tipo de cambio requiere que las instituciones financieras no solo entrevisten a diversos candidatos, sino que también apoyen su candidatura. Sin embrago, los puestos bien remunerados y muy codiciados en la junta directiva “tienden a llenarse a través de una red de referencias, redes que con frecuencia dejan fuera a sectores poblacionales menos privilegiados”, aseguró la vocera de Cash Cash Préstamos.

Cambiar la discriminación bancaria comienza a nivel individual, con miembros de la junta de grupos subrepresentados y sus aliados que hablan por los candidatos desdeñados por las instituciones financieras, así como denuncian el mal comportamiento de los compañeros miembros de la junta que tradicionalmente evitan prestar a la mayoría de la población, “el mercado potencial de las Fintech”, aseguró Liliana Silva.