Ciudad de México.- A pesar de que desde el año pasado la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México (Sedema) presentó el Índice de Riesgo para Personas Susceptibles (IRPS), un instrumento que muestra de manera personalizada el peligro al que se enfrentan poblaciones como pacientes de asma ante un incremento de la contaminación del aire, éste no ha conseguido implementarse a nivel nacional porque solo en esta ciudad se mide de manera conjunta los contaminantes criterio.
El IRPS parte del hecho de que, aunque todos los seres vivos aerobios y pulmonados, entre ellos los seres humanos, estamos expuestos a los efectos dañinos de los contaminantes atmosféricos en la salud, no todas las personas resultan igualmente susceptibles a dichos componentes.
En entrevista para el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, la doctora Patricia Segura Medina del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) “Somos lo que respiramos. Cada uno de nosotros responde diferente a estos contaminantes”.
De acuerdo con la especialista, hay una extensa gama de componentes en la compleja mezcla de contaminantes ambientales pero realmente es muy poca la investigación que existe sobre su efecto en conjunto. El Índice Metropolitano de la Calidad del Aire (IMECA), por ejemplo, tiene advertencias de concentración para los contaminantes atmosféricos más nocivos pero los tiene en escalas de medición separadas por partícula o agente contaminante.
Por otro lado, las alertas de contingencia ambiental surgen cuando el puntaje en la escala IMECA es tan alto que hasta la persona más sana se verá afectada, sin tomar en cuenta que las personas más susceptibles, ya sea por edad, actividades constantes al aire libre o problemas específicos de salud, ya han estado sufriendo los estragos de la contaminación desde muchos puntos debajo de la media nacional.
El IMECA, que se fundamenta en la Norma Ambiental del Distrito Federal NADF-009-AIRE-2006 y que parte del Índice Estándar de Contaminantes (Pollutant Standard Index o PSI por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos, calcula el riesgo por separado de los 5 contaminantes criterio más dañinos: dióxido de azufre (S), monóxido de carbono (CO), dióxido de nitrógeno (NO2), ozono (O3) y partículas suspendidas (PM, por sus siglas en inglés).
“Creo que uno de los grandes problemas que hemos cometido en la investigación es no haber estudiado el efecto de la mezcla de los contaminantes. (…) El potencial tóxico de cada uno de los contaminantes va a depender del tiempo de exposición, de la concentración que tenemos de ese contaminante y de cada persona”, explicó la doctora Patricia Segura.
Es así que el IRPS no es solo un índice multicontaminante sino que toma en cuenta a las personas más susceptibles a la exposición del aire contaminado, al permitirles calcular su número personal de riesgo, el cual pueden comparar con el indicador que se presenta día con día en la página de Internet que muestra la calidad del aire en la Ciudad de México. La idea es que, una vez que cada persona conozca su número, pueda tomar decisiones importantes y hasta vitales sin depender de una alerta de contingencia, así como conocer por sí misma si le conviene o no salir al exterior en determinado día u horas.
Una investigación en curso
A la fecha, el INER se encuentra validando este índice en poblaciones de pacientes asmáticos o con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) así como con algunas personas de la población en general a las que se les invitó a llevar una evaluación diaria para correlacionar la calidad del aire con sus síntomas particulares.
Aunque mayor reto ha sido que las personas en el estudio sean constantes, sí han logrado determinar que los síntomas aumentan cuando la presencia de los contaminantes es mayor. Si bien a la fecha en la página solo está disponible el índice y algunas recomendaciones, en breve estará disponible a la población la explicación de cómo conocer su número. Para consultar estos datos se puede visitar la página: http://www.aire.cdmx.gob.mx/conoce-tu-numero/
En el marco de la celebración del Día Mundial por la Reducción de las emisiones de dióxido de carbono (CO2), es un momento ideal para reflexionar, no solo sobre las mediciones que podemos hacer para que los contaminantes no afecten a nuestra salud, sino sobre las acciones que podemos emprender para reducir la mayor fuente humana que incentiva el cambio climático y el calentamiento global.