Tienen mujeres tierras, pero siguen en la pobreza

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Por Juana María Nava Castillo

SemMéxico, Ciudad de México, 20 octubre 2016.- En las últimas cuatro décadas aumentó en un mil 761 por ciento el número de ejidatarias en México.

De 1970 a 2014 suman poco más de medio millón de mujeres como titulares de la tierra, lo que las ha involucrado también de manera natural en los cargos de comisariados ejidales en una mayor proporción.

De acuerdo con el Registro Agrario Nacional, en 1970 existían 31 mil 459 ejidatarias, quienes debían justificar tener familia a cargo para tener derecho a ser dueña de la tierra.

Con la reforma al artículo 27 constitucional, en 1992, se incrementó la participación de las mujeres, siendo que en 1998 el número de ejidatarias subió a 213 mil 375, según arrojó el registro del Programa de Certificación de Derechos Ejidales (Procede).

En ese año (1998), el Procede identificó que en el país había 16 mil núcleos agrarios, con esa cantidad de ejidatarias, más 38 mil 856 posesionarias y 148 mil 771 avecindadas.

Dieciséis años después, en el 2014, el total de mujeres con derechos agrarios en el país asciende a un millón 306 mil 951, lo que representa el 26.36 por ciento con respecto al total de sujetos agrarios, que en suma es de cuatro millones 958 mil 319.

En los 30 mil 242 núcleos agrarios registrados hasta el 31 de diciembre de 2014, la presencia de las mujeres es evidente: 554 mil 215 son ejidatarias, 160 mil 615, comuneras; 555 mil 665, posesionarias, y 36 mil 456 son avecindadas.

Aumenta participación

El incremento de las mujeres como poseedoras de la tierra, les permitió participar en los órganos de representación y de vigilancia.

Un diagnóstico de la Procuraduría Agraria señala que en 1998 alrededor de ocho mil mujeres ocupaban un cargo en los comisariados ejidales; 285 como presidentas, mil 958 tesoreras, mil 186 secretarias.

A finales de 2014, la representación se incrementó en un 599 por ciento, con un total de 47 mil 951 cargos, en los cuales 21 mil 292 casos son presidentas, secretarias o tesoreras.

El 44.4 por ciento de las mujeres son integrantes de un comisariado ejidal, 10 mil 413, y el 55.6 por ciento lo hacen dentro de los consejos de vigilancia, 10 mil 879.

Sin embargo, sólo el 3.85 por ciento de las mujeres son presidentas de los Comisariados Ejidales, mil 233 mujeres, de los más de 30 mil núcleos agrarios.

Si bien el acceso de las mujeres a la tenencia de la tierra, así como a cargos de decisión en los ejidos y comunidades se ha incrementado, la Memoria del Encuentro Nacional de Mujeres Rurales, Indígenas y Campesinas, celebrado en octubre de 2015 en la Ciudad de México revela que no por ello se haya mejorado su calidad de vida.

Testimonios de las comisariadas ejidales, levantados por la Procuraduría Agraria, acceder a la tierra y a cargos de representación, les ha generado situaciones de violencia en muchos de los casos ante la resistencia de que “una mujer” sea la autoridad ejidal, esto aunado a la falta de apoyo de las autoridades.

Más de 50 mujeres de diversos ejidos revelaron que ellas llegan a ocupar cargos en los comisariados para remediar situaciones de corrupción y malos manejos de los recursos económicos y patrimoniales.

También son propuestas a ocupar el cargo porque el anterior presidente, consideró que podría manipularla, controlarla para la toma de decisiones.

Indican que el comisariado saliente se autonombra “asesor” y el primer acuerdo es que no realizará la mujer nada que no esté acordado previamente.

Asimismo, las mujeres tienen poca o nula experiencia política, lo que las hace presas de “celadas” administrativas en la ejecución y supervisión de proyectos sociales y productivos, por parte de sus contrincantes dentro y fuera del ejido.

Los testimonios revelan que muchas veces las mujeres son objeto de agresiones y acusaciones legales, ante la presencia de caciques regionales, y no pueden tener acceso a las autoridades para resolver las problemáticas.

Sin embargo, ellas son las que lideran una gran parte de las gestiones para el desarrollo de sus ejidos o comunidades para programas de apoyos concretos a la producción, para la realización de obra pública, para la regularización y expedición de certificados parcelarios.

Los datos muestran que las mujeres tienen acceso a la tenencia de la tierra a través de la cesión de derechos agrarios, la sucesión o herencia y la enajenación, y realizan actividades agrícolas, ganaderas y forestales principalmente.

Y siguen en la pobreza

Por otro lado, si bien aumentó el número de mujeres que posee tierras, la realidad también es que la mayoría vive en la pobreza.

El Diagnóstico para el diseño de políticas públicas que fomenten la autonomía económica de las mujeres rurales e indígenas, de Inmujeres, en 2013, señala que 16.7 millones de habitantes de zonas rurales están en situación de pobreza y 5.8 millones en pobreza extrema.

En las áreas rurales, la tasa de participación económica de los hombres es de 81.2 por ciento y de las mujeres es de 31.4 por ciento, siendo las mujeres propietarias del 15.7 por de las unidades de producción agrícola privadas.

Entre la población indígena, la tasa de participación económica de los hombres es de 77.3 por ciento y de las mujeres es de 21.4 por ciento.

Las unidades agrícolas

Cabe recordar que el acceso de las mujeres a la tierra también es resultado de la modificación a la Ley Federal de Reforma Agraria de 1971 que creó la Unidad Agrícola Industrial de la Mujer (UAIM), un programa permanente dirigido hacia las mujeres rurales para asignarles tierra.

Incluso la Ley Agraria de 1992 en el artículo 71 estableció la posibilidad de que la Asamblea ejidal reserve una superficie en la extensión que determine, localizada de preferencia en las mejores tierras colindantes con la zona de urbanización, para establecer granjas agropecuarias o industrias rurales aprovechadas por las mujeres mayores de dieciséis años.

De acuerdo con información de la Procuraduría Agraria, en el Análisis de la Situación Cuantitativa de las Parcelas de la Mujer a nivel Nacional, realizado en diciembre de 2014, la Unidad Agrícola Industrial de la Mujer, ocupa el 0.070 por ciento de la superficie social del campo mexicano.

En mil 216 municipios del país se localizan parcelas de las mujeres, es decir en un 49.6 por ciento del total de municipios.

En el estado de Tamaulipas se encuentra el mayor número de núcleos con Unidad Agrícola Industrial de la Mujer, con 945, lo que representa un 11.12 por ciento del total; le siguen los estados de Veracruz, con 695; Coahuila, con 656; Hidalgo, con 593, y San Luis Potosí, con 383.

Según datos del Registro Agrario Nacional, de 1992 a 2013 se expidieron ocho mil 500 certificados parcelarios para las UAIM, lo que representa el 26 por ciento con respecto al universo de núcleos agrarios.

Las recomendaciones

ONUMujeres afirma que las mujeres rurales son responsables de más de la mitad de la producción de alimentos a nivel mundial y desempeñan un papel importante en la preservación de la biodiversidad a través de la conservación de las semillas, en la recuperación de prácticas agroecológicas y tienen un importante aporte en la soberanía y seguridad alimentaria a través de la producción de alimentos saludables y la participación en mercados locales.

Señala que para promover cambios que se traduzcan en incrementos a la producción y el bienestar de la población es necesario reorientar con enfoque de género las políticas públicas dirigidas a impulsar el desarrollo rural.

Asimismo, recomienda que los programas de subsidios incorporen la perspectiva de género como uno de sus rasgos distintivos, para favorecer condiciones de equidad entre hombres y mujeres en relación al acceso a los recursos públicos y en la toma de decisiones, para generar procesos de desarrollo.

Para ONUMujeres incrementar el acceso de las mujeres a la tierra con apoyos para la producción es fundamental para erradicar el hambre.