Historia viva, paisajes naturales, gastronomía local y tradición artesanal distinguen a los 12 Pueblos Mágicos del Estado de México, que durante este periodo vacacional se presentan como una alternativa cercana y diversa para las familias que buscan descanso, aventura y experiencias auténticas.
Desde las calles empedradas y cascadas de Aculco, donde aún se conserva el proceso tradicional de elaboración de quesos, hasta la identidad minera de El Oro, reflejada en el Tiro Norte, el Museo Estatal de Minería y el histórico Teatro Juárez, cada destino ofrece un recorrido por la memoria y el patrimonio mexiquense.
El descanso y la relajación se encuentran en Ixtapan de la Sal, con sus aguas termales del Balneario Municipal “El Bañito”, mientras que en San Pedro Tecomatepec, maestras y maestros alfareros comparten técnicas heredadas por generaciones. En Jilotepec, las Peñas Dexcaní Alto y el Santuario de la Virgen de la Piedrita combinan naturaleza y turismo religioso.
La herencia prehispánica y colonial se manifiesta en Malinalco, con su Zona Arqueológica y el Convento Agustino, mientras que Metepec abre las puertas de sus talleres artesanales, donde nacen los emblemáticos Árboles de la Vida y las tlanchanas.
El recorrido continúa en Otumba, hogar del Santuario de los Burros y del Acueducto del Padre Tembleque, Patrimonio Cultural de la Humanidad. Para una vista única, Teotihuacán y San Martín de las Pirámides ofrecen vuelos en globo aerostático sobre la Zona Arqueológica.
La aventura y la tradición se viven en Tepotzotlán, con los Arcos del Sitio, la Presa “La Concepción” y la ruta del pulque; en Tonatico, con las Grutas de la Estrella; y en Valle de Bravo, que combina parapente, ciclismo y espacios de introspección como la Gran Stupa Bön.
Finalmente, Villa del Carbón invita al contacto directo con la naturaleza en la Presa del Llano y parques ecoturísticos, además de ser un referente en la elaboración de artículos de talabartería y peletería.
Estas experiencias consolidan al Edoméx como un destino turístico diverso y hecho a mano, donde cada Pueblo Mágico mantiene viva la identidad de sus comunidades y fortalece la economía local.
